Las miradas de todo el mundo se centran hoy en Copenhage, la hermosa capital de Dinamarca, que ha reunido a más de 100 jefes de Gobierno para tratar de poner freno a esta costumbre humana de dinamitar los recursos de la Tierra e hipotecar el futuro a nuestros descendientes.
Este es el último paso antes de la creación de un tratado internacional con el que todos los países se involucren para tratar, como objetivo primario, lograr reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera. Hay quien dice que no servirá para nada, pero también hay quien tiene enormes esperanzas en esta reunión que ha sido bautizada como Kyoto 2.
Entonces dos países muy importantes se quedaron fuera: China y Estados Unidos. En la cumpre de Copenhage se busca que se integren también estos dos gigantes, sobre todo con el efecto Obama, aunque el presidente estadounidense no parece que esté haciendo mucho caso a la reunión y los representantes de ambos países ya han dejado claro que será difícil comprometerse por el momento.
El plan es diseñar un nuevo modelo energético mundial, imponer límites a países en sus emisiones, que se reduzca gradualmente el uso del petróleo, carbón y el gas y se apueste más por las energías renovables, y que cada Estado se comprometa a cumplir las obligaciones que salgan de la cumbre. De hecho, esta cumbre, pese a ser un colofón de un largo camino, no es si no otra piedra. Se espera que el tratado vinculante que salga de Kyoto 2 pueda ser aprobado a finales de 2010.
La cumbre, que comienza hoy, como hemos dicho, terminará el próximo día 18 de diciembre. El responsable sobre cambio climático de la ONU ha declarado que debemos dejar de lado las reiteraciones y declaraciones y pasar a la acción real.
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