A medidados del pasado siglo se diseñó un helicóptero monoplaza que tendría que ser capaz de sustituir a los coches.
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La idea del helicóptero personal es de Horace T. Pentecost, un ingeniero aeronautico de Seatle. El proyecto, bautizado como Hoppicopter, inicialmente estaba dirigido a los militares; de hecho, la primera versión era una especie de mochila con hélices pensada para sustituir a los paracaidas; la idea era que los paracaidistas pudieran controlar el descenso y elegir con precisión el lugar de aterrizaje, algo imposible con un paracaidas normal.
Primer modelo de Hoppicopter
Posteriormente, Pentecost desarrolló una segunda versión dotada de un tren de aterrizaje, aunque su intención era crear un modelo dotado de cabina, como el que se ve en la ilustración, dirigido al gran público.
Segunda versión del hoppicopter
Lamentablemente, el proyecto nunca pasó de la fase de prototipo. Los problemas de estabilidad y las dificultades y el coste de mantenimiento hicieron el proyecto inviable.
El problema raiz es que los helícopteros, para empezar, son muy difíciles de pilotar; mucho mas difíciles que los aviones. Ademas, está el problema del consumo, que es enorme, mucho mayor que el de un avión de su mismo tamaño. Estos dos problemas limitan la utilidad de los helicópteros y han hecho imposible su uso como medio de transporte privado.
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