La mayoría de las galaxias (como nuestra Vía Láctea), tienen en su centro un agujero negro, cuya extraordinaria fuerza de atracción mantiene a dichas galaxias unidas. Dos astrónomos (uno de Texas y otro de Alemania) parecen haber encontrado pruebas de que esto realmente es así.
Los astrónomos saben que las galaxias crecen a través de colisiones y fusiones, llegando a tener una forma elíptica y constituidas por billones de estrellas. Virtualmente estas galaxias tienen en su corazón, en su centro, un agujero negro super másico, una región infinitamente densa que contiene la masa de millones o mil millones la de nuestro Sol. Ni siquiera la luz puede escapar a su atracción.
Una teoría dice que cuando colisionan dos galaxias, sus agujeros negros se revuelven entre ellos, entonces violentamente estiran la galaxia, provocando que estrellas de la región central salgan de esa zona para permanecer más alejadas. Esto provocaría su forma elíptica y explicaría el por qué las galaxias que tienen esta forma contienen los agujeros negros más másicos. Lo lógico sería que, un agujero negro que formara el centro de una galaxia, atrajera las estrellas hasta formar un diminuto pero espectacularmente denso centro. Pero esto no ocurre en la realidad. Sin embargo, la teoría anteriormente expuesta de la forma elíptica no había sido probada todavía. Hasta hoy.
Y los astrónomos lo han conseguido observando a través de muchos telescopios, incluido el archiconocido Hubble, midiendo el brillo (esto indica el número de estrellas) que están a diferentes distancias del centro de una galaxia, además de que las estrellas más pesadas fueron engullidas por el agujero negro.
Aún queda mucho por descubrir del espacio exterior, pero cada paso que se da es enorme.
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