El asiento de las antiguas civilizaciones eran grandes lugares de reunión. Allí convergían rutas comerciales, corrientes culturales, ideas, etc. Y según un geólogo estadounidenses también las placas tectónicas convergían en el asiento de las antiguas ciudades.
Según el geólogo arqueológico Eric R. Force, de la Universidad de Arizona, si uno sigue el mapa de las ciudades antiguas, la mayoría se asientan sobre o cerca de los bordes de las placas tectónicas, o sea sobre zonas de terremotos.
Force ha ubicado el asiento de 13 antiguas civilizaciones, y 11 de ellas se asentaron a no más de 190 kilómetros de los bordes de las placas tectónicas. Según él son muchas y están muy cerca para que sea pura coincidencia.
Entre las 11 ciudades están Roma, Corinto y Micenas en Grecia, Jerusalén, Ur en Irak, y Hastinapura en la India.
Las grandes placas que cubren la corteza terrestre chocan o se movilizan en sus bordes tectónicos. Esto activa volcanes, provoca terremotos. Pero también provocan grandes cursos de agua. Las primeras características uno pensaría que obstruyen el avance de una civilización, pero hay otros que ayudan y mucho.
La conjetura de Force es que los frecuentes temblores, tsunamis, y otros desastres naturales destruyen lo viejo para dar paso a las novedades. Y es por eso que allí las civilizaciones fueron prosperando. Pero es sólo especulación sin mucho asidero. La explicación más factible es que a pesar de lo malo, hay beneficios grandes, como que son zonas ricas en muchos materiales y en cursos de agua.
El artículo fue publicado en Geoarchaeology.
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