De las minúsculas estrellas de neutrones a las más grandes estrellas que conocemos
Estamos acostumbrados a pensar en las estrellas como cosas muy grandes, y eso que el Sol, nuestra estrella particular, no es especialmente grande, y mucho menos si la comparamos con otras estrellas cuyo tamaño conocemos o intuimos, como se ve en el vídeo que abre esta anotación, que compara el tamaño de la Tierra con el del Sol, Rigel y VY Canis Majoris, que podría ser la más grande de las estrellas que conocemos.Pero cuando una estrella supergigante con una masa comprendida entre un mínimo de 10 masas solares, que es donde se coloca el límte inferior de este tipo de estrellas, y un máximo que depende de la presencia de elementos más pesados que el helio en esta, lo que se conoce como metalicidad de la estrella, agota su combustible nuclear y se convierte en una supernova, deja detrás un remanente estelar en forma de estrella de neutrones.
Las estrellas de neutrones son las estrellas más pequeñas que pueden ver los astrónomos, y rompen un poco la idea que tenemos del tamaño de una estrella, pues tienen un tamaño de entre 15 y 20 kilómetros, lo que se aprecia muy bien en esta imagen de la NASA que compara una hipotética estrella de neutrones con Manhattan:
Estrella de neutrones y Manhattan - NASA/Goddard Space Flight Center
En cuanto a las estrellas más normalitas, como nuestro propio Sol, al final de su vida se convierten en enanas blancas rodeadas, al menos por un tiempo, por nebulosas planetarias, mientras que las de masas mayores, las que acumulan más cantidad de elementos pesados, se convierten en agujeros negros.
Los agujeros negros son más pequeños que las estrellas de neutrones, y mucho más densos, pero eso hace que tan siquiera la luz pueda escapar de ellos, por lo que no podemos verlos.
(La ilustración de la estrella de neutrones vía NASA, gracias a @Milhaud).