De manera comprensible, la población se alarmó en los años 80 cuando los científicos hicieron notar que los compuestos químicos que se hallaban en la atmósfera, creados por el hombre, estaban destruyendo la capa de ozono. Los gobiernos se apresuraron a promulgar un tratado internacional, conocido como Protocolo de Montreal, para prohibir los gases que destruyen la capa de ozono, tales como los clorofluorocarbonos (CFCs) que se encontraban en aerosoles y equipos de aire acondicionado.
Derecha: El agujero de ozono sobre la Antártida. [Más Información]
Hoy, veinte años después, continúan los informes de grandes agujeros sobre la Antártida que permiten que los peligrosos rayos UV alcancen la superficie de la Tierra. De hecho, el agujero de ozono del año 2005 fue el de mayor tamaño de la historia, extendiéndose sobre una superficie de 24 millones de kilómetros cuadrados, casi el tamaño de Norteamérica.
Escuchando estas noticias, usted podría suponer que se ha avanzado poco. Se equivocaría.
Mientras que el agujero en la capa de ozono sobre la Antártida parece extenderse, la capa de ozono que rodea el resto del planeta, parece estar mejorando. Durante los últimos 9 años, el ozono en todo el mundo ha permanecido más o menos constante, deteniendo el descenso detectado por primera vez en los años 80.
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La pregunta es ¿Por qué? ¿Es el Protocolo de Montreal la causa del descenso? ¿O son otros procesos los responsables?
Se trata de una pregunta difícil. Los CFCs no son los únicos factores que influyen en la capa de ozono; las manchas solares, los volcanes y la meteorología juegan también su papel. Los rayos ultravioleta de las manchas solares refuerzan la capa de ozono mientras que los gases sulfurosos emitidos por algunos volcanes pueden debilitarla. El aire frío de la estratosfera puede reforzar o debilitar la capa de ozono, dependiendo de la altitud y de la latitud. Todos estos procesos, y otros, se discuten en el artículo publicado en el número del 4 de mayo de la revista Nature: "La búsqueda de signos de recuperación en la capa de ozono (The search for signs of recovery of the ozone layer)" de Elizabeth Weatherhead y Signe Andersen.
Clasificar las causas y los efectos es difícil, pero un grupo de investigadores de la NASA y de Universidades puede haber realizado algunos avances. Su nuevo estudio titulado "Atribuciones de la recuperación del ozono en la baja estratosfera (Attribution of recovery in lower-stratospheric ozone)", acaba de ser aceptado para su publicación en el Journal of Geophysical Research. El estudio concluye que la mitad de la tendencia reciente se debe a la reducción de los CFCs.
Eun-Su Yang del Instituto de Tecnología de Georgia, que lidera el grupo de autores, explica: "Hemos medido las concentraciones de ozono a diferentes altitudes utilizando satélites, globos e instrumentos en tierra. Después hemos comparado nuestros datos con predicciones informáticas de recuperación del ozono, (calculadas a partir de las reducciones reales medidas de CFCs)". Los cálculos tuvieron en cuenta el comportamiento conocido del ciclo de manchas solares (con su punto máximo en 2001), los cambios estacionales en la capa de ozono y las oscilaciones quasi-bienales, un tipo de patrón de viento estratosférico que se sabe afecta al ozono.
Lo que han encontrado es a la vez una buena noticia y un misterio.
La buena noticia: en la estratosfera superior (por encima de los 18 km), la recuperación puede explicarse casi por completo por las reducciones de CFCs. "Ahí arriba parece que está funcionando el Protocolo de Montreal", afirma Mike Newchurch de Centro de Hidrología Global y del Clima en Huntsville, Alabama, coautor del artículo.
Derecha: La capa de ozono está situada a 15 km por encima de la superficie de la Tierra. [Más Información]
El misterio: en la baja estratosfera (entre los 10 y los 18 km) el ozono se ha recuperado incluso mejor de lo que podrían predecir los cambios en CFCs por sí mismos. Algo más debe estar afectando la tendencia en estas bajas altitudes.
Ese "algo más" podrían ser los patrones de viento atmosférico. "El viento transporta ozono del ecuador, donde se crea, hacia mayores latitudes, donde se destruye. Los cambios en los patrones de los vientos afectan el equilibrio del ozono y podrían impulsar la recuperación por debajo de los 18 km", declara Newchurch. Esta explicación parece ser la que mejor se ajusta a los modelos informáticos de Yang y sus colaboradores. Sin embargo, no es definitiva, aún se podrían encontrar otros orígenes, tanto naturales como producidos por el hombre, que demuestren ser la causa del ozono extra en la baja estratosfera.
Cualquiera que sea la explicación, si la tendencia continúa, la capa global de ozono debería restaurarse a los niveles de 1980 en algún momento entre 2030 y 2070. Para entonces, incluso el agujero de la Antártida podría cerrarse.
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