IImagine la siguiente escena: un grupo de niños discute acaloradamente, ARTHUR-2, su robot, no funciona. Uno dice que es el motor eléctrico, otro supone que se ha fallado en la programación de las órdenes; la niña del grupo opina que los engranes no soportan la acción –habrá que usar unos más grandes– insiste. ¿Lo sorprendió? pareciera una escena de ficción de una película futurista o algún grupo selecto de niños superdotados, no es así. Lo que usted logra imaginar es una clase común de robótica pedagógica.
Enrique Ruiz-Velasco Sánchez fue precursor al usar el término de robótica pedagógica en México, al referirse al uso de robots para iniciar a los alumnos en el estudio de las ciencias en general y de la tecnología en particular. En otras palabras, el objetivo de la robótica pedagógica nace como una estrategia educativa para enseñar: geometría, matemáticas, física, programación de software y el uso de las tecnologías de la información a partir de la construcción de un robot.
A primera vista pareciera un proyecto demasiado ambicioso unir aquellas materias que desde la primaria han sido consideradas como difíciles para la mayoría de los alumnos, aun más se piensa que para construir un robot necesitamos contar con un alto nivel de matemáticas”; por si fuera poco, utilizar otras disciplinas para diseñar y hacer funcionar un autómata (robot) ¿es posible?
Con niños de 6 a 14 años, Enrique Ruiz-Velasco usó y obtuvo resultados exitosos en la implementación de la robótica pedagógica en la Casita de las Ciencias, espacio educativo del Museo de las Ciencias de la UNAM Universum, al lograr que sus alumnos crearan con conocimientos básicos de matemáticas, mecánica, electricidad, electrónica y materiales de reciclaje como motores descompuestos y piezas en desuso, dos robots totalmente funcionales por curso.
Una casita automatizada, un bracito mecánico, un cochecito eléctrico, entre otros, son resultado de la comprensión teórica de las ciencias y su aplicación práctica en la creación de tecnología, además, es la muestra de que “la matemática está en la vida real y en su robot”, comenta, Ruiz-Velasco. Con la robótica pedagógica se pretende que los alumnos comprendan las ciencias, por medio de la tecnología, que por cierto “ya nos ha rebasado”, comenta, a causa de que estamos en contacto continuo y directo con la tecnología, pero pocos sabemos cómo explicar su funcionamiento.
Esto ha propiciado también que las nuevas generaciones tengan una predisposición a favor para utilizar la tecnología, por lo que los pedagogos deberían aprovechar ese interés para desarrollar entre los jóvenes, un aparato crítico y una cultura tecnológica que les enseñe a aprovecharla.
¡Que no se vayan los enanitos verdes!
Hay cuatro puntos clave que supone la utilización de la robótica pedagógica: uno que se aprenda de manera lúdica; dos, que se integren las ciencias y la tecnología como un sistema; tres, enseñar a los alumnos a buscar, seleccionar y socializar la información, y cuatro que se trabaje en equipo. Para Enrique Ruiz- Velasco, el uso de estaciones didácticas es el mejor método para alcanzar estos puntos.
La utilización de estaciones didácticas es similar a imaginar el recorrido de un gran tren cognitivo, cada una de las paradas tiene como objetivo explicar el concepto que se necesite utilizar, después de cada parada teórica, se avanza en el diseño del robot, el método pedagógico en el que se basa la robótica pedagógica es constructivista y construccionista debido al paso entre la teoría y la práctica que se genera entre cada parada. Asimismo, según la comprensión de cada estación teórica se medirá el rendimiento práctico entre los alumnos.
Por ejemplo, lo lúdico comienza desde que el niño inicia el curso con el interés de hacer un Robot, pero para moverlo, es preciso enseñarles qué es un motor. La parada de los enanitos verdes es una estación que enseña a los alumnos a cuestionarse qué hay dentro de un motor.
A primera vista, el motor se les presenta como una caja cerrada y casi mágica, ¿será que dentro hay enanitos verdes que la hacen funcionar?, a través de exaltar su imaginación se comienza a integrar la ciencia a su vida, los alumnos tendrán que argumentar si los enanitos verdes en verdad existen, por lo cual, se les induce a buscar información para compartirla y discutirla en grupo, al final de la estación didáctica los niños descubrirán que dentro del motor existe diversos circuitos tanto mecánicos como eléctricos que hacen funcionar al motor. Tal vez los enanitos verdes se hayan ido pero el ciclo, en el contexto de aprendizaje, se ha cumplido.
Hasta que el futuro nos alcanzó
En México, la mayoría de los adultos le tiene miedo a la tecnología, para Ruiz- Velasco esto se debe, entre otras cosas, a las formas de enseñanza tradicionales que separaban las ciencias en varios segmentos a veces inconexos, lo que propiciaba que su comprensión se dificultara, además, los alumnos las comprendían como conocimientos de poca utilidad. En la actualidad la tecnología se presenta como un fenómeno novedoso, pero en realidad son los mismos conceptos básicos de las ciencias que años atrás consideramos útiles sólo para científicos. Ahora que el futuro nos ha alcanzado, y la tecnología se usa en varias áreas de la sociedad, para el investigador, es vital también aplicarlas a la educación.
Ruiz-Velasco señaló también que los LMS o sistemas de gestión de aprendizaje cuentan con tal grado de autonomía y sistematización de tareas complejas que son similares a un robot, además, tienen la ventaja de que “la tecnología no se enoja”, por lo tanto, se puede moldear y reconfigurar según sean los objetivos y las veces que sean necesarias.
La robótica pedagógica no plantea la futura desaparición de los maestros, sino busca ser una perfecta herramienta educativa, por lo cual, la Coordinación de Universidad Abierta t Educación a Distancia tiene la misión de formar a los profesores para que utilicen estas tecnologías en su favor.
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