Ahora que se cumplen los 400 años desde que se construyera el telescopio de Galileo Galilei, tenemos que recordar a los anillos de Saturno, ya que el histórico astrónomo fue el primero en echarles un vistazo.
Los anillos de Saturno consisten en 35 billones de billones de toneladas de hielo, polvo y rocas. La sonda Cassini y las Voyager han observado cambios en los patrones de los anillos, lo que sugiere que los anillos están permanentemente evolucionando a través del tiempo.
Los anillos no son una cosa exclusiva de Saturno. Las observaciones han detectado anillos en Urano, Neptuno e incluso en Júpiter, aunque está claro que los más espectaculares y másicos son los de Saturno, que los científicos han organizado, de dentro hacia afuera, como D, C, B, A, F, G y E.
Una de las teorías que explicarían los anillos de Saturno es que anteriormente formaron una luna, destruida hace 4.000 millones de años en una etapa de intenso bombardeo. Aunque también se baraja justo la idea contraria: que sea polvo y rocas que nunca llegaron a condensarse y formar un satélite.
Tampoco tienen claro los científicos cuando surgieron los anillos. Desde los comienzos del Sistema Solar, hace ya 4 mil millones y medio de años, mientras que los datos obtenidos de la sonda Voyager indicaban que tenían unos 200 millones de años, cuando los dinosaurios comenzaron su andadura sobre la Tierra.
Como curiosidad, no podemos irnos sin decir que Saturno es el único planeta del Sistema Solar que tiene una densidad menor que la del agua.
Fuente | LiveScience
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