Hace más de 2000 años, concretamente en el año 239 a.C, los astrónomos divisaron en el cielo un cometa, que se vendría observando cada 76 años periódicamente. Se trataba del que a la postre sería el cometa más conocido del firmamento: El cometa Halley.
Su nombre se debe a Edmund Halley, que fue el astrónomo que calculó por primera vez su órbita. Gracias a sus cálculos y a las descripciones de avistamientos anteriores, afirmó que en 1757 el cometa que se había visto en el año 1472, 1531, 1607 y 1682 volvería a pasar cerca de nuestro planeta. Edmund Halley nunca pudo comprobar que sería cierto, ya que murió 16 años antes, y sólo se equivocó en sus cálculos en un año.
La última vez que el cometa Halley nos visitó fue en 1986, y no pasará de nuevo cerca de nosotros hasta el año 2061, cuando haya completado una nueva vuelta a su órbita, que se alarga desde las 0,6 UA (entre Mercurio y Venus) y se aleja hasta las 35 UA, algo menos de la distancia al planeta Enano Plutón.
El cometa Halley también tiene sus rarezas. En nuestro Sistema Solar hay dos clases de cometas, los de ciclo corto y los de ciclo largo. Los primeros vienen del Cinturón de Kuiper, una zona situada entre 30 y 50 UA de la que ya hemos hablado en espaciociencia, y los segundos, de la nube de Oort, situado a más de 50.000 UA. El cometa Halley puede presumir de pertenecer a ambos grupos, ya que los cálculos de su órbita indican que inicialmente provenía de la nube de Oort, pero fue atrapado por los cuerpos gigantes gaseosos del Sistema Solar y pasó a ser un cometa de ciclo corto.
Con motivo del paso del cometa cerca de nuestro planeta en el año 1986, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó la misión Giotto, inicialmente proyectada por la NASA, pero declinada debido a recortes económicos. La sonda Giotto se aproximó a tan solo 596 kilómetros del cometa Halley.
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