La energía atómica (también conocida como energía nuclear) es la energía liberada por la desintegración del núcleo de ciertos átomos, los átomos inestables.
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Para obtener una mejor estabilidad, el átomo inestable se transforma en otro tipo de átomo mediante la expulsión de la energía en forma de radiación: el fenómeno de la radioactividad.
En la naturaleza, la mayoría de los elementos son estables. Pero, también existen algunos inestables, y para lograr la estabilidad, se desintegran gradualmente emitiendo una o varias partículas y allí aparece la energía en forma de radiación. A esto se le llama radiactividad. Este fenómeno se produce de modo natural. Vivimos en el tiempo, y desde siempre, en un medio ambiente naturalmente radiactivo : estamos hablando de la radioactividad natural.
Toda la materia del Universo, incluyendo los organismos vivientes, están constituidos por una pequeña proporción de átomos radioactivos: el cuerpo humano es ligeramente radiactivo.
El 68% de la radioactividad a la que estamos expuestos es de origen natural. Varía según el suelo (materiales radioactivos están presentes en el globo terráqueo desde su formación y las zonas graníticas tienen una mayor radioactividad) y la altura (cuanto mayor es la altura, mayor es la radiación cósmica).
Pero la radioactividad tiene muchas aplicaciones en la vida cotidiana:
- Para la producción de energía (en las centrales nucleares)
- Para fines médicos, para tratar de curar enfermedades (por ejemplo, radiación, radioterapia) o para realizar algunos estudios (el principio de la resonancia magnética).
- En arqueología, para tener idea de fechas de los restos arqueológicos.
- Para usos industriales (medidas, conservación de alimentos).
Esta clase de radioactividad se denomina radioactividad artificial. El 28% de la radioactividad artificial, a los que estamos sometidos, proviene del campo médico (exámenes y tratamientos). En la medida en que los átomos se desintegran, la radioactividad de un elemento disminuye: esto se denomina desintegración radiactiva.
El tiempo en el que la radioactividad disminuye a la mitad se llama período radioactivo. Cada elemento tiene un período propio, que varía desde unas pocas fracciones de segundo a miles de millones de años.
Algunos ejemplos:
- Oxígeno 15: 2 minutos
- Iodo-131: 8 días
- Carbono 14: 5.730 años
- Uranio 238: 4,5 millones de años.
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La radioactividad puede ser peligrosa en función de:
- La dosis recibida en una exposición al sol. Se debe tener cuidado con las quemaduras del sol.
- La distancia entre la fuente radioactiva y la persona.
- La duración de la exposición.
Para protegerse es necesario:
- Interponer, entre la fuente radioactiva y el medio ambiente, pantallas que frenen la radiación: una simple hoja de papel para rayos α (alfa), papel de aluminio o de vidrio para rayos β (beta), un metro de hormigón de los rayos γ (gamma).
- Alejarse lo máximo posible de la fuente: el aire sirve como pantalla.
- Reducir al mínimo la duración de la exposición.
Ahora bien, una de las aplicaciones de la radioactividad es la producción de electricidad en las centrales nucleares.
Imagen Central Nuclear de Trillo: mirindas
En la actualidad, y desde hace bastantes años, la energía nuclear se utiliza para generar electricidad. Se utiliza un mineral, el uranio, del que uno de los isótopos, el uranio 235, es inestable. Es fisionable, lo que significa que su núcleo puede partirse en dos como consecuencia de un neutrón abandonado. Esto se llama fisión nuclear y esta reacción libera mucha energía.
El núcleo atómico del uranio 235 se somete a un bombardeo de neutrones, el núcleo se rompe y esto genera calor, radiación y la llamada reacción en cadena: uno a varios neutrones que van, a su vez, a bombardear a otros átomos y así sucesivamente.
Este calor, tan intenso, se utiliza para producir electricidad nuclear en grandes cantidades (varios cientos de miles de kilovatios).
Hay que recordar que la fisión de los átomos de U 235 radioactivos liberan calor, pero también radiación de la que debemos protegernos y residuos radiactivos, es decir, elementos inestables. Algunos permanecerán por períodos muy largos, de hasta varios cientos de miles de años.
Hoy en día, en el mundo, la industria nuclear es objeto de grandes controversias, a menudo relacionadas con fenómenos de miedo.
Las ventajas de la energía nuclear son reconocidas: la energía generada, el coste competitivo de la electricidad producida, la capacidad de producir electricidad sin emisiones de gases de efecto invernadero …
Pero lo nuclear causa miedo y la gestión de residuos radioactivos causa más preocupación. Algunos países han declarado, por la opinión pública, que detendrían sus reactores nucleares.
Vía | planete-energies.com
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