La densidad es una magnitud que relaciona la cantidad de masa con la cantidad de volumen de un determinado cuerpo. Su ecuación es:
¿Qué pesa más, un kilo de paja o kilo de hierro? Esta pregunta nos la han hecho cuando éramos niños muchísimas veces, y siempre picábamos respondiendo que un kilo de hierro, cuando es evidente que, si las dos pesan un kilo, ambas pesan un kilo, es decir, lo mismo. En realidad, sin que lo supiéramos, estábamos teniendo en cuenta la densidad, ya que un kilo de paja ocupa muchísimo más volumen que uno de hierro. Por lo tanto, la densidad del hierro es mayor que la de la paja.
La densidad es llamada a menudo también masa específica, y su inverso, volumen específico. La densidad no es otra cosa que la masa por cantidad de volumen, para poder comparar la masa de los materiales sobre un volumen específico, constante para todos los materiales, y así poder saber cuál tiene más masa que cuál.
Sus unidades, en el Sistema Internacional, son kilógramos / metro cúbico, aunque también es habitual verlo en gramos / centímetro cúbico. Para pasar de una a otra basta con dividir entre 1000. Así pues, la densidad del agua es de 1000 Kg /m^3, o 1 g/cm^3.
La densidad es la causante de que el aceite se quede arriba cuando lo mezclamos con agua, ya que su densidad (920 kilógramos / metro cúbico) es menor que la del agua. Lo mismo sucede para otros materiales como el caucho, la gasolina, la madera o el mismo cuerpo humano.
Después tenemos materiales muchísimo más densos que el agua, como el oro, el acero, el hierro, el uranio, la plata o el cobre.
Habitualmente nos referimos a la densidad como densidad relativa, que es una magnitud adimensional que relaciona la densidad de un material respecto a la del agua. Así, es común ver que la densidad relativa del mercurio es de 13.6, ya que donde cabe un gramo de agua, cabe 13.6 gramos de mercurio.
También se pueden definir otros muchos tipos de densidad, como por ejemplo cuando hablamos de densidad de población, que no es otra cosa que el número de habitantes por kilómetro cuadrado. La aplicación es sencilla, dividimos el número de habitantes de un país entre el número de kilómetros cuadrados que tiene su superficie y obtenemos la densidad de población. También se utiliza para ciudades o provincias.
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