Hace 77 millones de años se dieron todos los ingredientes para un buen melodrama, un melodrama del Cretáceo. Un dinosaurio se sienta sobre su nido de doce huevos en la playa arenosa de un río. El nivel del agua del río comienza a subir, y a subir, y la madre se enfrenta a un dilema: ¿se queda a cuidar a sus crías, o las abandona a la suerte de la inundación y escapa corriendo?
¿Qué creen que pasó? La paleodetective Darla Zelenitsky, de la Universidad de Calgary, Canadá, descubrieron los huevos sin señales de la madre así que resuelto el dilema, pero el asunto es que este nido de huevos de dinosaurio es único en el mundo.
“Luego de investigar a fondo, hemos descubierto que este nido es más raro de lo que pensamos en un principio. Es un fósil único en su tipo. De hecho, es el primer nido de este tipo en el mundo”, dijo Darla Zelenitsky.
El nido lo descubrió en una colección privada que al parecer había sido encontrado en Montana en 1990. El dueño creía que pertenecía a un hadrosaurio. Pero Zelenitsky descubrió enseguida que eso era erróneo. Luego de algunas comparaciones se dio cuenta que se trataba del nido de un terópodo, o sea un dinosaurio carnívoro.
“Los nidos de los terópodos pequeños son raros en Norte América y sólo se han descubierto los de la especie Troodon.”, dijo Zelenitsky. “Basándonos en las características de los huevos y del nido, sabemos que pertenece o a un caenagnathid o a un raptor pequeño, ambos dinosaurios carnívoros pequeños relacionados de cerca con las aves. Sea cual sera, es el primer nido descubierto de cualquiera de esas dos especies”.
El nido dice mucho sobre el comportamiento de esos dinosaurios, ya que pueden tener información de cómo ponían sus huevos y cómo construían sus nidos.
En este caso el nido fósil es un túmulo de arena, los huevos eran dejados de a dos en los lados del montículo formando así un anillo.
Estudiando los estratos y las diferencias entre los compuestos minerales, los paleontólogos pueden darse cuenta que la madre cavó arena nueva de la costa del río para construir el montículo sobre el cual se recostaría a “empollar” los huevos. Según los expertos toda las características de este nido, ya están emparentadas con la forma en que hoy en día construyen sus nidos las aves. Por lo que se podría decir que ya hace 77 millones de años se había iniciado esa “costumbre”.
Fuente: Sciencedaly